Desde hace algunos años existe un auge importante de las compras de cosméticos naturales por parte de los consumidores, muchas veces por conciencia social y otras porque desde algunas campañas publicitarias en medios de comunicación y, sobre todo, desde las redes sociales, se transmite que todo lo que tiene que ver con la química, referida en este caso a la de síntesis, es “malo” o es considerado como perjudicial para las personas y/o para el medio ambiente. En muchos casos, sin argumentos científicos sólidos o con poco conocimiento de la química que existe detrás de estos productos y de los procesos de fabricación de los mismos.
Por esta razón, es importante explicar bien algunos conceptos y así poder tener un criterio serio a la hora de emitir una opinión respecto a este tema tan actual.
Cosmética natural y orgánica: conceptos y diferencias entre ambas.
Actualmente no existe una regulación concreta a nivel europeo sobre productos cosméticos naturales u orgánicos y por tanto deben cumplir con la legislación europea como cualquier otro cosmético según el Reglamento (CE) 1223/2009, en el cual se define producto cosmético como “toda sustancia o mezcla destinada a ser puesta en contacto con las partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar, uñas, labios y órganos genitales externos) o con los dientes y las mucosas bucales, con el fin exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto, protegerlos, mantenerlos en buen estado o corregir olores corporales”. El mismo Reglamento (CE) 1223/2009 establece que no se considerará cosmético a una sustancia o mezcla destinada a ser ingerida, inhalada, inyectada o implantada en el cuerpo humano.
Es la Norma ISO 16128 la que proporciona directrices sobre definiciones y criterios para ingredientes y productos cosméticos naturales y orgánicos, que son específicos para el sector cosmético. Según la norma UNE-ISO 16128-1, “Directrices sobre definiciones técnicas y criterios para ingredientes y productos cosméticos naturales y orgánicos”, los ingredientes naturales son ingredientes cosméticos obtenidos únicamente de plantas, animales, microorganismos o minerales, incluidos los que se obtienen de estos materiales mediante procesos físicos (por ejemplo: molienda, secado, destilación), reacciones de fermentación que se producen en la naturaleza y que conducen a moléculas que se producen en la naturaleza y otros procedimientos de preparación sin modificación química intencional, incluidos los tradicionales (por ejemplo: extracción con disolventes). Los ingredientes obtenidos de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) están excluidos de esta definición. El etanol, el ácido hialurónico o la manteca de karité son ejemplos de ingredientes naturales. Otros ingredientes, como la glicerina y los óxidos de hierro por ejemplo, contienen más del 50% de origen natural y se obtienen mediante procesos químicos y/o biológicos con el propósito de llevar a cabo una modificación química. Estos ingredientes son naturales derivados.
Por otra parte, los ingredientes orgánicos son ingredientes naturales que provienen de métodos de agricultura orgánica o de cosecha silvestre, de conformidad con la legislación nacional o con las normas internacionales equivalentes, según corresponda.
Según la página web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España, la agricultura orgánica, también llamada ecológica o biológica, es un “sistema de gestión y producción agroalimentaria que combina las mejores prácticas ambientales junto con un elevado nivel de biodiversidad y de preservación de los recursos naturales, así como la aplicación de normas exigentes sobre bienestar animal, con la finalidad de obtener una producción conforme a las preferencias de determinados consumidores por los productos obtenidos a partir de sustancias y procesos naturales”. La agricultura orgánica, biológica o ecológica no emplea productos químicos de síntesis u organismos genéticamente modificados, ni para abono ni para combatir las plagas.
Los ingredientes no naturales son aquellos que tienen, en masa molecular, un contenido igual o superior al 50% de origen en combustibles fósiles u otros ingredientes no naturales. Las siliconas son un ejemplo de estos ingredientes.
Además de estos conceptos, en los que diferenciamos entre ingredientes naturales y orgánicos o ecológicos, existen otros que se suelen asociar a ellos y que generan mucha confusión entre los consumidores. Son, por ejemplo, los siguientes: cosmética vegana, que es aquella que no contiene ingredientes de origen animal ni derivados de ellos; cosmética vegetariana, que no contiene ingredientes de origen animal pero sí puede contener ingredientes derivados de ellos, como la miel o la leche; cosmética saludable, que en teoría es la cosmética que se considera biocompatible con nuestra piel y por tanto que no causa efectos adversos sobre ella. El término saludable en cosmética es claramente adoptado de la alimentación real food o comida real, un movimiento que conciencia sobre la necesidad de evitar los productos ultraprocesados para mantener buena salud; cosmética sostenible, que tiene en cuenta el impacto medio ambiental, social y económico tanto para las generaciones actuales como futuras. Por último, está cada vez más de moda la cosmética Cruelty Free, que es la que indica que ni el producto final ni sus ingredientes han sido previamente testados en animales. El logotipo es un conejo y muchas empresas cosméticas lo consideran engañoso porque se supone que desde el año 2013 no se pueden fabricar cosméticos en la Unión Europea que hayan sido testados en animales, ni ellos ni sus ingredientes. Sin embargo, existen varias excepciones (que no exista otro método alternativo para los ensayos, por ejemplo) a las que se acogen las empresas que utilizan el logo para justificar su presencia en el etiquetado.
Después de entender estas definiciones, no debemos demonizar ni los productos naturales ni los sintéticos. Los primeros no tienen que ser menos efectivos o menos tóxicos por el hecho de ser naturales. Igualmente ocurre con los cosméticos cuya base son ingredientes sintéticos, no tienen por qué ser mejores o más tóxicos. Lo mínimo que nos debe asegurar un fabricante es que el cosmético que vayamos a utilizar sea seguro en las condiciones normales de uso, ya sea natural o sintético.
Como he comentado anteriormente, no existe una legislación explícita para los cosméticos naturales o ecológicos, en cuanto a sustancias prohibidas, proporción de ingredientes, normas de etiquetado, etc. y por tanto deben cumplir con el Reglamento (CE) 1223/2009 como los demás cosméticos. Por esta razón, se crearon las empresas certificadoras. Son entidades privadas que acreditan si un cosmético es natural, orgánico o ecológico. Dependiendo del país en el que se quiera certificar el cosmético, los requerimientos que deben cumplir son distintos y por tanto algunos organismos son más estrictos que otros. En cualquier caso, sirven de “garantía” al consumidor final para distinguir entre supuestos productos naturales de los que realmente son. También es cierto que el mero hecho de que una entidad certificadora sea privada genera dudas en cuanto a su independencia. Las personas que trabajamos años en la industria podemos intuir cómo funcionan este tipo de empresas certificadoras y a veces los criterios económicos juegan un papel importante en la obtención de un certificado. Y por tanto, que un cosmético lleve en la etiqueta un determinado sello ecológico puede tener cierta garantía pero no significa que cumpla con todas las expectativas o ideas previas que el consumidor se haya podido crear.
El producto cosmético certificado mostrará el sello o logo de la entidad certificadora y puesto que es posible obtener más de una certificación, un mismo envase cosmético puede contener más de un sello.
BIBLIOGRAFÍA
1-Norma Española UNE-ISO 16128, Directrices sobre definiciones técnicas y criterios para ingredientes y productos cosméticos naturales y orgánicos. Elaborada por el comité técnico CTN 84 Aceites esenciales y productos cosméticos, cuya secretaría desempeña STANPA.
2-Reglamento (CE) 1223/2009 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 30 de noviembre de 2009 sobre los productos cosméticos.
3-La producción ecológica: https://www.mapa.gob.es/es/alimentacion/temas/produccion-eco/.
4-Raquel Marcos Esteban, Belleza con ciencia, Editorial Martínez Roca, 2021.
5-Cosméticos Veganos: https://cosmeticosveganos.com/certificaciones-sellos-ecologicos/.
6-Cosmética natural y ecológica. Regulación y clasificación. María Teresa Alcalde, Revista Offarm vol.27 Núm.9 Octubre 2008.